6.11.06

Cuando no sabe qué decir, se limita a llevar la contraria. Para eso no hace falta pensar, ni razonar, ni por tanto ser inteligente. Sólo hay que tener la habilidad de dar la vuelta a las palabras y decir lo mismo pero al revés. A veces es tan simple como poner un NO delante. Otras, hay que abstraer un poco más el asunto y decir que “eso” en general no me gusta (hay que añadir que esto no supera en mucho la dificultad de la opción anterior). Lo difícil es razonarlo de forma convincente. Y ya es la repera el conseguir hacer cambiar de opinión al adversario. Pero yo me conformo con crear la duda y hacer que el otro se plantee que, quizás, su razonamiento no sea el acertado. Además, creo que esto es más valioso que lograr el cambio radical, porque de la duda viene la discusión, y de la discusión una nueva concepción.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Siempre es un ejercicio provechoso ofrecer dudas, razonables, emotivas o una mezcla de cada (aunque la implicación de ambos elementos, razón-emoción, está siempre implicita, en gradientes cuya calificación podía ser infinita)...

La gente siempre ensaya con la imaginación, colocando fantasía en aquello que permanece vedado...

Un saludo...

7:31 p. m.  
Blogger krikri said...

Yo opino cmo tu, con la crear la duda has ganado casi toda la batalla, porq para lograrlo necesiatas q la otra persona este predispuesta a cambiar su actitud y eso es el paso para lograrlo. Pero y lo dificil q es lograrlo!!

11:11 p. m.  

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