Como todo

Gotita a gotita consiguió que el agujero llegara hasta el centro de la Tierra. Le costó tiempo, mucho tiempo de hecho, pero persistió en su hazaña y hasta allí que llegó. Lo aprendió de la cárcel cuando excavó el túnel con la cucharita de café. Veinte años le costó darse cuenta de que aquello había servido para algo. “De todo se aprende”, le dijo su padre una vez y, como siempre, no le escuchó. Aunque se ve que, sin darse cuenta, siempre había guardado un cajón de su memoria para todas esas tonterías que salían de su boca. Que las decía sin pensar, claro, y eso se notaba… hombre que si se notaba! Pero fíjate tú, que de cien cosas que se dicen alguna tiene que ser buena… es cuestión de probabilidades, como todo. Bueno, como todo no...