Arriesgarse o morir...

"No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros." Paulo Cohelo

¿Conocéis el cuento del burro que por no decidir qué hacer primero, si comer o beber, acaba muriendo de hambre y de sed? Esta es la triste realidad del mundo de las decisiones… Nos quejamos de que no tenemos oportunidades, de que no nos dan a elegir, de que no tenemos la libertad de determina lo que queremos en nuestras vidas. Pero lo cierto es que, aunque la elección sea todo un derecho o privilegio (según se mire), también plantea un conflicto; y los conflictos nunca nos parecen positivos aunque, a la larga, lo acaban siendo…

El problema no es el hecho de elegir; al fin y al cabo, si puedes elegir significa que te quedas con algo, así que el final debería plantarse de forma optimista, no? Pero he aquí la torpeza de la mente humana… “¿Y si la elección no ha sido la correcta? ¿Y si me quedo con esto ya no puedo tener lo otro?”. Egoísta por naturaleza, aunque muy sabia a la vez, tiene la capacidad de ver maravilloso lo que hemos elegido y hacer, de la opción desechada lo peor del mundo… Pero en algunos casos esta salida es temporal; de hecho, puede que no llegue a durar más de lo que tardamos en decir “la he cagado” (con perdón)…

En fin… al menos nos quedará el consuelo de que fuimos nosotros quienes elegimos y no el mundo quien nos lo impuso. Aunque, pensándolo bien, responsabilizar al mundo tampoco suena mal… ya digo… egoísta por naturaleza…